viernes, 9 de octubre de 2015

¿Estamos para bailes? que se lo digan a los parados....



El “ceteris paribus” (del latín: todo lo demás constante) de Marshall establecía que para analizar un problema económico se debe asumir que todo el resto de los factores permanecen constantes.
Imaginemos una pequeña economía que sólo produjera (su pesca) sardinas. Suponiendo que produce 100 Kilos al año (PIB real), que un kilo se vende a 10€ y que la cantidad de dinero que hay en la economía es de 50€. Partiendo de este simple ejemplo, la velocidad del dinero se calcularía:
V= (10€ x 100)/50€ = 20
Vemos que en esa economía el público gastaría un total de 1.000 euros al año en sardinas (PIB nominal). Para que se realice este gasto de 1.000€ con 50€ solamente de dinero, cada billete de euro debe cambiar de manos 20 veces al año, como media de referencia. Hay mucha actividad y el dinero circula… ¿Nos lo creemos?
Una consecuencia de la variación de la velocidad de circulación del dinero es que el objetivo intermedio de la política monetaria (la famosa M3) pierde importancia. Y en tiempos de crisis económica la velocidad de circulación se reduce sensiblemente. Los bancos prestan menos, las empresas reducen sus planes de inversión y el sector inmobiliario también mueve menos dinero (M3). El Banco Central Europeo (BCE) ha aumentado la liquidez… vigilando el riesgo de inflación. Una inflación que se dispararía si se mantuviese constante esa “velocidad de circulación del dinero” unida al crecimiento del PIB real…
¿Sucede realmente todo esto? Ciertamente no. En la pequeña economía de la sardina los grandes grupos se dedican a conseguir esa circulación del dinero exportando las sardinas…y, aunque los políticos hablen de una gran actividad económica, esa circulación de Euros no llega realmente al pueblo, sino a los grandes empresarios (apoyados por esos políticos).
Para los keynesianos, la hipótesis de los economistas neoclásicos de que la velocidad de circulación del dinero es constante es un ideal, y que esa falta de lógica desvirtúa la proposición básica de los  monetaristas, según la cual un aumento de la oferta monetaria (M3), una vez financiado el crecimiento del producto, implicaría un aumento del nivel de precios (la temida inflación).
La oligarquía, en la ciencia política, es una forma de gobierno en la que el poder supremo está en manos de unas pocas personas, generalmente de la misma clase social.
Una inflación del 4% sería buena para la gran mayoría de la gente, pero mala para la súper élite. Y adivinen quién manipula las creencias generalizadas de que la inflación es mala…
Como dice Krugman, a hacer lo que hizo el gobierno americano tras la segunda guerra mundial  (tipos de interés bajos e inflación para poder soportar la deuda…)  le llaman, esos oligarcas, “represión financiera”.
Pero ¿quién no prefiere algo de inflación al desempleo masivo? Y la tasa de paro en España puede recibir esa denominación…
El Economista Joseph Stiglitz afirma que “El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita”…Y en ese 1% también hay muchos políticos elegidos por el ciudadano… que NO responden a sus problemas: gente muy rica usa el dinero para ser elegida (y/o controlar a los elegidos) para asegurar que seguirán siendo ricos bajándose los impuestos.
Como dijo Galbraith: “para manipular eficazmente a la gente es necesario hacer creer a todos que nadie las manipula”
Y ha empezado la gran manipulación electoral… ¡bailando sobre la Crisis que todavía sufre el pueblo!

Mark de Zabaleta

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